Salud

Escucha, cuídate.

two green leaves
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person holding barbell
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Músculo vs grasa: ¿cómo funciona el cuerpo?

Para entender cómo el músculo impacta en la quema de calorías, pensemos en una comparación sencilla: la grasa es como el pan, y el músculo como el helado. El pan, como la grasa, no requiere mucho esfuerzo para mantenerse en su estado. Si dejas una barra de pan afuera, no necesitas hacer nada para mantenerla fresca. En cambio, el helado, que representa el músculo, necesita una nevera para mantenerse en buen estado, lo que significa que consume más energía.

Esto se debe a que el metabolismo basal, que es la cantidad mínima de calorías que tu cuerpo necesita para mantenerse vivo, varía según la cantidad de músculo o grasa. Mientras que para mantener la grasa, el cuerpo requiere 4 calorías por kilo de peso, para mantener el músculo se necesitan 40 calorías. Esto es clave, porque tener más masa muscular implica un mayor gasto energético, incluso cuando estamos en reposo. Así que si una persona tiene más músculo y menos grasa, su cuerpo será mucho más eficiente en la quema de calorías.

La fuerza como base de la salud

Además de los beneficios estéticos, la fuerza es crucial para la funcionalidad del cuerpo. Con el paso del tiempo, es natural que perdamos masa muscular, lo que puede hacer que nos sintamos más débiles y vulnerables.

Para contrarrestar este proceso, es fundamental realizar ejercicios de fuerza, como las sentadillas, que no solo ayudan a mejorar la figura, sino que también fortalecen la musculatura de forma integral. Estos ejercicios, aunque simples, son efectivos para mantenernos en forma y prevenir lesiones. Sin embargo, es importante siempre escuchar a nuestro cuerpo y ajustar el tipo de ejercicio según nuestra capacidad física y cualquier limitación previa, como lesiones.

Es cierto que no necesitamos ser culturistas para beneficiarnos del entrenamiento de fuerza. El objetivo es mantener una cantidad saludable de músculo, lo cual ayuda a prevenir enfermedades, mejora la postura y aumenta nuestra capacidad para realizar actividades cotidianas. Y, al igual que en la música o en el deporte, no se trata de estar en la cima por un momento, sino de mantener un rendimiento constante a lo largo del tiempo. El ejercicio debe ser algo que se integre a nuestra vida, como una inversión en nuestra salud futura.